jueves, 3 de septiembre de 2009

Crónica de Canta


Experiencia vivencial


LA AVENTURA DE ACAMPAR


Una experiencia inolvidable, aprender a armar carpas y tratar de que todo este en orden para pasar una “cómoda” noche


Por Johana Gao Chung


Era la primera vez que me iba de campamento, nunca antes había tenido la oportunidad de hacerlo, quizás porque mamá jamás me dejó por la sobreprotección y el miedo al que me pueda pasar. Esta vez no iba a ser la excepción, pero le dije que era importante ir a este viaje, de lo contrario jalaría mi curso de comunicación turística y un poco de habladurías más, lo bueno es que sí me dio permiso y emprendí a la aventura.


Todo estaba listo, cada quien llevaría carpas y cada uno lo necesario, botiquín de primeros auxilios, frazadas, ropa cómoda y lo necesario para tener un buen fin de semana. Creo que la que exageró más fui yo, un poco más y llevo todo el ropero, es que uno nunca sabe cuando va a ser importante algo, más vale prevenir que lamentar.


Fue difícil armar la primera carpa, no habíamos llevado el manual de instrucciones, así que lo hicimos por lógica, palito por aquí, este entra por allá, la volvimos a desarmar, reímos, volvimos a encajar cada cosa hasta que quedó lista, metimos las cosas y asunto terminado.Llegó la noche, hacía mucho frío, demasiado diría yo, la carpa estaba llena de agua debido a la humedad extrema del lugar, adentro era helado, las frazadas no servían de nada, mínimo teníamos que dormir con 3 chompas, una casaca y doble media, de lo contrario nos congelaríamos de frío.


Yo fui la última en entrar a la carpa donde iba a dormir, cuando abro la puertita me doy cuenta que todo estaba copado, ¿Qué iba hacer ahora?, entré a la carpa de mi amigo pero sus ronquidos eran espantosos, así que salí y fui a la carpa de al lado, una carpa para ocho personas pero solo estaban dos, así que entré y a la hora que me eche me di cuenta que no había techo.Hacía tanto frío que los levanté, a Aldo y Camilo para poder conversar, todos mirando hacia arriba para ver las estrellas, enormes estrellas y tan cercanas a nosotros, fue un privilegio dormir así, aunque el frío nos embargaba por todo el cuerpo.


Camilo empezó a decir que veía estrellas fugaces, Aldo no se cansaba de decir que eran O.V.N.I.S, yo solo les seguía la corriente y me moría por reírme de las tonterías que hablaban, pero bueno, ni tantas tonterías porque creo que si vi una estrella fugaz, a decir verdad, creo que eso fue lo que vi o fue mi imaginación por falta de sueño.


Pedí mi deseo y mientras ellos seguían contando cuantas estrellas fugaces veían yo me quedé dormida abrigada por Aldo, ya que si él no me sacaba las medias de su maleta para ponérmelas hubiera muerto y habría amanecido en un cubo de hielo.

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